Ruta 66 (I): la carretera sin fronteras

Por: Diego Cobo (texto y fotos)
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En Oklahoma, en el corazón mismo de los Estados Unidos, donde el sol castiga la existencia, un hombre de negocios llamado Cyrus Avery soñaba con una red de carreteras interestatales. Esa idea la trasladó a la Asociación Americana de Carreteras Estatales. De esta manera nació en 1926 la Ruta 66. Y es precisamente esa arteria que cruza los Estados Unidos, la primera conexión por carretera entre los dos extremos del país (en realidad la ruta comienza en Chicago, no en la costa este), la que rezuma toda una mitología en torno a la esperanza. En primer lugar, esperanza en el progreso. La carretera fue concebida en un contexto de expansión económica del imperio del nuevo mundo para conectar poblaciones aisladas e impulsar el desarrollo económico; en segundo lugar, la fe de las personas en la libertad, matizada ésta según las etapas históricas.

Chicago. La Harley Davidson ruge como si se fuera a asfixiar, aunque inmediatamente toma aire. Es entonces cuando uno es consciente de lo que le espera: más de 3.600 kilómetros de ruta, sin sumar los desvíos, por ocho estados. Hace calor. La humedad agobia a pesar de que el sol aún no abarca todo el cielo, pero los primeros golpes de aire a lomos de la moto aliviarán esa sensación.

La Harley Davidson ruge como si se fuera a asfixiar, aunque inmediatamente toma aire. Es entonces cuando uno es consciente de lo que le espera

Previsiblemente, nuestra etapa concluiría en Springfield, la capital del estado de Illinois, la Tierra de Lincoln, como está inscrito en las matrículas. Precisamente el héroe americano estuvo vinculado a este estado en el que los campos de soja y de maíz parecen alfombras infinitas. Son los primeros kilómetros, las primeras millas del viaje, y todo el encanto mitológico empieza a aparecer. Gasolineras, carteles luminosos, granjas y camiones. Cientos de camiones que cruzan un país inmenso.

La Ruta 66 es, más que una realidad, un símbolo, ya que no existe como fue conocida durante sus años de vida. Surgió como una carretera nacional que fue descatalogada en 1985. La realidad sepultó a la histórica vía en muchos tramos, sustituyéndola por modernas autovías cuyo germen está en la firma de la Ley de Autopistas Interestatales del presidente Eisenhower en 1956. Aún así, hoy el trazado original se mantiene en gran parte de todo el recorrido, aunque es común discurrir paralelo a las autopistas interestatales 55, 44, 40 y 15 hasta desembocar, unos miles de kilómetros más allá, en Santa Mónica, Los Ángeles.

Una carretera, un universo

Se suceden las atracciones a lo largo del estado, las rectas kilométricas que se confunden con el sol que se pone en un horizonte alcanzable hasta que llegamos a Springfield. Aquí se encuentra el hotel Route 66, un alojamiento-museo en el que se respira tradición. Coches, motos y piezas de colección cuelgan de las paredes del hall del establecimiento.

Los moteles son un icono en la América imaginaria. Al tiempo que la antigua carretera nacional era transitada, el negocio vinculado a los servicios prosperaba. Se calcula que hoy existen 3.000 moteles abandonados a ambos lados de la vieja carretera. Antiguo salones de tablas agrietadas, gasolineras sin manguera, pavimento destrozado y silencio interrumpido por las motos: ésta es la Ruta 66 original, la que entró en decadencia cuando el progreso envió a las largas y estrechas rectas a la historia.

Así, intercalando antiguos trazados y modernas autopistas plagadas de neumáticos roídos, avanzamos por Missouri, dejamos atrás Saint Louis y el paisaje se vuelve progresivamente más quemado. Pueblos como Joplin, donde nosotros hacemos noche, fueron arrasados por un tornado que dejó una factura de más de 100 muertos en mayo pasado.

Además de profundizar en el medio Oeste, Missouri es la tierra de Saint Louis, esa ciudad enclavada en la confluencia de los ríos Missouri y Missisipi. Pero, además, es la tierra de Jesse James, el forajido más universal junto a Billy el Niño, donde se puede visitar el museo de cera y las famosas grutas.

Más información: www.alestedeleden.blogspot.com

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Comentarios (1)

  • Bernardo

    |

    Es el viaje de mis sueños. Siempre pendiente, siempre por hacer. Lo seguiré. Gracias

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