Las islas Galápagos nacieron en un pueblo de Soria

Por: Alfonso Polvorinos (texto y fotos)
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[tab:el viaje]

La colegiata de Berlanga de Duero, en Soria, es fría, sobria, quizá más austera que otras en cuanto a ornamentación pero soberbia como todas las colegiatas. Este templo, fundado por los duques de Frías en el pueblo que presume de haber contado con el mismísimo Cid Campeador como primer alcalde, data del siglo XVI y en su interior destacan, entre otras cosas, las bóvedas de crucería estrellada. Pero no es el arte lo que me ha llevado hasta esta localidad Soriana, sino algo, cuanto menos, original. Junto a la puerta, en uno de los muros, descansa en paz aunque colgado cabeza abajo, un caimán traído desde Las Américas por quien a su vez me ha traído hasta aquí: Fray Tomás de Berlanga. Os cuento:

Cosas de la vida, nacía en el seno de una familia agricultora de esta población castellana, ubicada a más de 300 kilómetros del mar más cercano, el personaje que iba a poner en el mapa el paraíso natural por excelencia: las islas Galápagos. Sí, no me he vuelto loco.

Fue a comienzos del siglo XVI cuando Tomás Martínez Gómez abrazó la Orden Dominica siguiendo los pasos de Santo Domingo de Guzmán y, tras formarse en la también soriana localidad de El Burgo de Osma y en la universidad de Salamanca, se embarcó en la segunda expedición dominica rumbo a la isla La Española (1510). A partir de ese momento Fray Tomás ligó su vida al Nuevo Mundo, primero en México y finalmente durante 14 años como Obispo de Panamá.
En 1535 viajaba a Lima para mediar entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro cuando una terrible calma total, tan temida por los navegantes, le derivó hacia una tierra desconocida en la que vivían tortugas de un tamaño descomunal. Acababa de descubrir el archipiélago de las Galápagos.

Así que ya sabéis, las islas Galápagos nacieron… en Berlanga de Duero, un pueblo de Soria. Bueno en realidad fue su descubridor, pero a la postre es como si tuvieran en cierta medida aquí algo de su partida de nacimiento. Tampoco es de extrañar en una época en que algunos de los mejores navegantes salieron de localidades interiores (cuando las comunicaciones y los transportes no eran los de ahora ni mucho menos) en un país en el que el Archivo General de la Marina está… en Sierra Morena (Ciudad Real).

A partir de ese momento Fray Tomás ligó su vida al Nuevo Mundo, primero en México y finalmente durante 14 años como Obispo de Panamá.

Hoy permanece en el interior de la Colegiata de Berlanga de Duero, aparte de los restos de Fray Tomás, el célebre caimán disecado que éste trajo de Panamá, apodado por los lugareños como “el ardacho”. Fuera, una merecida estatua a su berlangués más sobresaliente y, calle abajo, la casa donde un día de 1487 vino al mundo el descubridor de las islas que sirvieron, entre otras cosas, al naturalista Charles Darwin para elaborar la teoría más influyente de la biología.

Comienzo con este, cuanto menos, curioso reportaje una nueva aventura digital en viajesalpasado.com para rendir mi particular homenaje a quienes de una forma u otra han dedicado su vida a la naturaleza. Desde Livingstone a Dian Fossey, pasando por el propio Darwin o Jane Goodall, muchas personas han sido y son parte de la historia de la naturaleza y la vida salvaje. Sin ellos no habría sido posible. O lo hubiera sido, pero de otro modo, así que yo os voy a contar el que fue.
Fray Tomás de Berlanga estudio ciencias naturales en Salamanca pero aunque su objetivo en la vida no era dedicarse a la naturaleza he querido comenzar estar historias con la suya, protagonista de un escenario natural de primer orden.
Y el objetivo de esta sección es también y sobretodo, descubriros un destino ecoturístico y lo que en él se puede visitar vinculado al personaje y ligado a sus valores naturales. Os invito pues a comenzar hoy un viaje a través de este “diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo al que le hubiera gustado ir en el Beagle”, es decir, un servidor.
Lo que en las Galápagos hay (físicamente) dedicado a Fray Tomás es poco. Todo lo contrario ocurre con el embajador por excelencia de las islas Galápagos: Charles Darwin.

Las islas Galápagos o archipiélago de Colón son también conocidas como las islas Encantadas. Emergen a casi 1.000 kilómetros de la costa de Ecuador y desde su declaración como parque nacional en 1959, suponen un destino científico y ecoturístico de relevancia internacional que es posible visitar a bordo de un crucero. A falta de hoteles en las islas son muchos los barcos que ofrecen cruceros de varios días recomendable (5, 8 ó 15) de navegación para recorrer las diferentes islas del archipiélago. ¿Qué islas se visitan y qué se ve?
Cada isla es un arca de Noé, un museo viviente al aire libre con el más extenso catálogo de especies de flora y fauna. Endemismos en la mayoría de los casos. Pero os comento lo más relevante de cada una de las islas principales:

Baltra: Es el inicio y final de la mayoría de cruceros pues posee el principal aeropuerto de entrada a las islas desde el continente.

Española:
piqueros de patas azules y piqueros enmascarados. Albatros endémicos, tortugas gigantes, leones marinos, iguanas marinas, etc.

Bartolomé: pingüinos de Galápagos, lobos marinos, tiburones, etc.

Fernandina: cormorán no volador, pingüino de Galápagos, iguanas marinas y terrestres, leones marinos, etc.

Floreana: tortugas marinas, rayas y numerosas especies marinas. Paraíso del buceo.

Genovesa: piquero de patas rojas, piqueros enmascarados, tiburones martillo, leones marinos, cuatro especies de pinzones, etc.

Isabela: piqueros de patas azules, cormorán no volador, flamencos, iguanas terrestres y la mayor población de tortugas gigantes terrestres, entre otras muchas especies.

Seymour Norte: piqueros de patas azules, fragatas, pájaros tropicales (gaviotas de cola bifurcada), iguanas marinas, leones marinos, etc.

San Cristóbal: piqueros enmascarados, piqueros patas azules, fragatas, lobos marinos, condrictios y cetáceos.

Santa Cruz:
infinidad de especies de aves (paraíso ornitológico), leones marinos, tortugas marinas, iguanas terrestres y marinas.

Plaza Sur: Pájaro tropical, piquero de patas azules, piqueros enmascarados, fragatas, pelícanos, iguanas terrestres, tortugas marinas, condrictios, etc.
Más información y otros Paraísos del Mundo

[tab:el camino]
La vía de entrada a las islas Galápagos es aérea. Los vuelos salen del aeropuerto de Quito (con escala en Guayaquil) o directo desde Guayaquil, y aterrizan en la isla de Baltra, desde donde parten los cruceros. El personal de su crucero le estará esperando a la salida del aeropuerto una vez haya recogido el equipaje y abonado los 120 dólares (extranjeros no residentes mayores de 12 años; y 60 dólares menores de 12 años) de tasa de ingreso al parque nacional.
Antes de embarcar en Guayaquil el equipaje pasa un control fitosanitario en el escaner del aeropuerto para evitar la entrada en Galápagos de plantas o animales no autóctonos que altere el equilibrio natural de las islas.

[tab:una cabezada]
La oferta hotelera de Galápagos es muy limitada y ceñida a las dos islas principales. La mejor forma de conocer el archipiélago es mediante alguno de los muchos cruceros que operan en el parque nacional.

[tab:a mesa puesta]

Son cruceros con pensión completa, así que la elección de un buen barco suele ser sinónimo de mejor servicio de restauración y calidad de comida.

[tab:muy recomendable]
-Aunque la recomendación sirve para todo visitante, para los que estén interesados en observar determinadas especies (piqueros de patas rojas o azules, albatros, flamencos, pingüinos, cormoranes no voladores, etc.) es muy recomendable ver el itinerario del barco que se va a contratar antes de reservar pues cada barco tiene un itinerario asignado en función de los días de crucero.
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