Top 7 / Parques Naturales

“Parque natural” es un concepto inventado por el hombre para definir algunas de las maravillas del mundo. El término “parque” hace más accesible lo salvaje, lo humaniza, pero lo cierto es que en estos siete “parques” el viajero se siente pequeño o abrumado o ambas cosas.

“Parque Natural” es un concepto inventado por el hombre para definir algunas de las maravillas del mundo. El término “parque” hace más accesible lo salvaje, lo humaniza, pero lo cierto es que en estos siete “parques” el viajero se siente pequeño o abrumado o ambas cosas. La naturaleza no debería clasificarse cuando apenas se puede expresar con nuestro lenguaje. La belleza se nos presenta en forma de montañas de arena, de paredes de hielo, de precipicios, de cañones, de manadas de elefantes, de lagunas de colores o de valles imposibles. No sabría decir cuál de estos paisajes resulta más sobrecogedor, pero en todos ellos sentí el impacto que provocan los lugares únicos.

1.- Canaima (Venezuela)

Canaima no tiene sentido, ni proporción. Se encuentra en la Gran Sabana de Venezuela, un territorio que se acaba mimetizando con la selva del Amazonas en la parte sur. Está lleno de paisajes delirantes, donde los ríos se precipitan a casi mil metros de altura por las laderas de los tepuyes, las montañas más antiguas del planeta. El Salto Angel es sólo uno de sus protagonistas. En Canaima hay plantas endémicas, cascadas escondidas, rápidos, serpientes, pozas cristalinas. Sobrevolamos el parque con la sensación de habernos colado en los bosques de Avatar.

2.-Sossulvlei (Namibia)

Siempre me ha parecido que los desiertos son el epílogo de otros paisajes. Aquí termina todo, el silencio es su última palabra. No hay ruidos de turistas, ni se escucha el murmullo de un río, ni las hojas de los árboles contra el viento. Todo tiene un aire inerte, atemporal. Pues bien, el Valle de Sossusvlei sería el epílogo de los demás desiertos del mundo. La arena se vuelve naranja con la luz del atardecer, decorando así el final trágico de todo lo que crece alrededor. Los árboles que aún no han sido sepultados forman cementerios de troncos solitarios. Sólo algunos orix resisten al gobierno despiadado de las dunas más altas del mundo.

3.-Gran Cañón del Colorado (Estados Unidos)

El vértigo es tan sólo una de sus virtudes. El Gran Cañón del Colorado es la mayor escultura del planeta, un relieve tan abrupto que parece diseñado a mala leche, a golpe de un cincel gigante, pintado en rojo, como en un arrebato de la naturaleza. Sin embargo, los afluentes del río Colorado aprendieron a moldear el paisaje con mesura. El Antylope Canyon es la obra más delicada del parque, la más hermosa. Forma un desfiladero casi subterráneo (si lo fuera del todo sería una gruta). La luz se cuela en una superficie pulida, en un laberinto irisado por la luz, por el agua y por el tiempo.

El Gran Cañón del Colorado es la mayor escultura del planeta, un relieve tan abrupto que parece diseñado a mala leche, a golpe de un cincel gigante, pintado en rojo, como en un arrebato de la naturaleza.

4.-Eduardo Avaroa (Bolivia)

Todo viaje comienza con algunos puntos rojos marcados en el mapa de nuestros sueños. Sin embargo, hay lugares que no intuimos en el papel, que sólo podemos descubrir en el camino. Yo, confieso, no conocía la Reserva de Eduardo Avaroa, al sur de Bolivia. Ahora es uno de esos lugares imprescindibles, un gran punto rojo en el recuerdo. Es difícil explicar este lugar porque aún sostengo que es irreal. Tiene géiseres que emanan fluidos volcánicos, aguas termales donde bañarse a más de 4.500 metros sobre el nivel del mar y lagunas de colores imposibles: blanquecinas, verdes como esmeraldas o coloradas como los flamencos que las sobrevuelan. Donde acaba Eduardo Avaroa comienza el Salar de Uyuni, para provocar un espasmo final al recorrido.

5.-Lago Argentino (Argentina)

Navegar el Lago Argentino es viajar al tiempo donde el mundo era de hielo. Los barcos deben esquivar los témpanos y acercarse a las paredes de los glaciares. Todo adquiere aquí una dimensión prehistórica, tan grande que es imposible calcular la masa de agua congelada, esa parálisis que afecta al paisaje del Parque Nacional de los Glaciares. El Upsala, el Spegazzini, el Onelli son sólo algunas de las maravillas que se asoman al lago más solemne de la Patagonia. De postre, un helado gigantesco: el Glaciar Perito Moreno. Mientras regresábamos al hotel de Calafate, todos nos sentíamos más pequeños.

6.-Yosemite (Estados Unidos)

California no tiene medida, lo quiere todo: playas cotizadas, bosques de secuoyas gigantes, desiertos, viñedos, ciudades legendarias… y entre todos sus caprichos, destaca el Valle de Yosemite. Es uno de los parques naturales más visitados del planeta y allí, debajo de las moles de piedra, uno acaba entendiendo por qué. La orografía tiene forma de “U” debido a que un antiguo glaciar cubría todo el valle. Con el paso de los siglos, el cambio climático -que no es una moda moderna sino un fenómeno permanente de la Tierra-, derritió el hielo y despejó el valle dejando tan sólo los ciervos, las cascadas, las montañas más altivas de Norteamérica y una tortícolis irremediable en el visitante.

7.-Parque Kruger (Sudáfrica)

Tan salvaje puede ser una montaña como un leopardo, pero seamos claros, no se puede hacer una lista de maravillas naturales sin incluir la fauna africana. Kruger representa la atracción animal de otros muchos parques del continente, aunque esta reserva ubicada entre Sudáfrica y Mozambique cuenta con la ventaja del tamaño. Tiene una extensión similar al país de Gales y por eso el viajero puede ver la melena de los leones sin tener que ver también -al menos no siempre- una cola de turistas. Cuenta con los 5 grandes: búfalo, rinoceronte, elefante, leopardo y león y aquí es posible perderse durante horas en busca de encuentros salvajes, bueno, perderse del todo no es recomendable.

¿Qué nos hemos dejado…?

De todo, he de admitir. Hablar de la belleza de los Parques Naturales tiene un componente subjetivo contra el que no se puede luchar. He tratado de establecer una lista en función de la variedad geográfica y en el camino me he dejado muchas maravillas, pero esta sección se llama Top “7” y así es la vida, sólo caben 7. De entre los muchos parques africanos, podría haber incluido Etosha, en Namibia, el Lower Zambeze, en Zambia, el Delta del Okavango en Botswana y desde luego tanto el Serengueti como el Cráter del Ngorongoro, ambos en Tanzania. También han quedado a las puertas de esta lista Yellowstone –que el oso Yogui me perdone-, el Denali de Alaska, y algunos espectáculos con forma de cascada: Iguazú o las Cataratas Victoria, la reserva de Tortuguero en Costa Rica, La Barrera de Coral en Australia, el Valle de los Géiseres de Kamchatka, los Fiordos de Noruega… ¡El mundo tiene demasiadas maravillas para un Top 7!

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