Top 7 / Magia indígena

Confiar en los demás es la forma más humana de vivir la aventura. Perder el miedo al otro, disfrutar la diferencia y aprender de ella, ese es tal vez el verdadero legado de una vuelta al mundo. Viajar ayuda a relativizar y genera vínculos inquebrantables con el resto de sociedades. Uno se siente viajero en los lugares más apartados del planeta, pero es el paisaje humano el que nos reconcilia con nuestra propia especie. Resulta un tanto incómodo hacer una ránking de comunidades indígenas, pero entiéndase este artículo como un homenaje a aquellas tribus que nos enseñaron a apreciar la diversidad de este hogar compartido que llamamos mundo.

1.-Nómadas del Gobi (Mongolia) 

A los pies de las dunas más altas de Asia, pregunté a un joven pastor de camellos si él era más libre que yo. Su respuesta fue tajante como el clima del Gobi: “Sí, porque tengo menos pertenencias que tú”. La frase resume la filosofía de su pueblo, que viaja errante, sin más pretensiones que la de una cazuela con carne de cabra y un horizonte para ellos solos. Nunca he visto una sociedad más pura, nadie amenaza sus tradiciones, nadie puede corromper su paz, sencillamente porque allí no hay nadie más.

2.-Mayas de Chichicastenango (Guatemala)

El color define a este pueblo. Dicen que los mayas son tímidos y han de compensar su carácter taciturno con arco iris en sus jubones. En Chichicastenango se dan cita indígenas de todo el país para abrir sus mercados convirtiendo la ciudad en un laberinto de frutas, gallinas, ritos sagrados e iglesias católicas. Fuimos testigos de las ceremonias de sus antepasados y en esas tradiciones mezcladas con las cruces cristianas han quedado enredados sus credos.

3.-Pueblos Nubios (Sudán)

Comparten con los nómadas mongoles esa paz tan propia del desierto. Sin embargo su mundo ha quedado amarrado a las orillas del Nilo y nadie se atreve a cruzar Nubia pastoreando reses. Su influencia musulmana les convierte en hombres y mujeres hospitalarios. Su personalidad reside en la herencia nubia y llevan en sus genes el arte de construir pirámides, pero no hacen alardes históricos cuando reciben al extranjero con un puñado de dátiles para el camino

Uno se siente viajero en los lugares más apartados del planeta, pero es el paisaje humano el que nos reconcilia con nuestra propia especie.

4.-Indios Suruí (Brasil)

El mundo debería gritar su historia. Estuvieron al borde del exterminio hace apenas unas décadas. El hombre blanco quiso arrancar sus tradiciones con la misma facilidad con que derribaban la selva del Amazonas, su hogar. Hoy, los suruí son un modelo de tenacidad y respeto. En lugar de rencor, han plantado miles de árboles para reforestar su pueblo. Incluso su jefe, Almir Suruí, logró convencer a los responsables de Google Earth para denunciar vía satélite la tala ilegal de árboles. Diré con orgullo que hay un mógano en su aldea que me ofrecieron plantar. Por eso mis raíces también crecen allí.

5.-Esquimales de Alaska (Estados Unidos)

La semana pasada conté la historia de este lugar tan insólito que estremece su mero recuerdo. El frío extremo ha forjado también un carácter helado en los habitantes de  Diomedes, pero durante una semana en “la isla del fin del mundo” comprendimos que nunca debes preguntar a nadie por qué vive en el lugar donde ha nacido.

6.-Aymaras del Titcaca (Perú)

Existe un lugar a orillas del lago Titicaca donde el mundo es amarillo. Las islas de los Uros se han formado apelmazando juncos de totora que crean plataformas sobre el lago, islas móviles sobre la quietud de unas aguas a 4.000 metros sobre el nivel del mar. Son pueblos artificiales, tal vez forjados por la irrealidad de un turismo creciente, pero no hay que olvidar que muchas familias viven allí, en sus casas amarillas, también de totora, comiendo juncos de totora, navegando en barcas de totora.

7.-Himbas (Namibia)

De todos los pueblos que visitamos en nuestra vuelta al mundo, éste es el más fotogénico, el más hermoso. Las mujeres son esbeltas como los baobabs, tienen el color rojizo del desierto namibio y su pelo es de barro como el destino de los pueblos nómadas. Los himbas nos dejaron un aire primitivo y con él toda su pureza. Sólo necesitan un fuego al que acercarse para convertir los campos en su hogar.

 ¿Qué nos hemos dejado…?

Me temo que nos hemos dejado todos los pueblos del mundo, incluido el tuyo y el mío, porque cada lugar es el lugar de alguien.

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Comentarios (6)

  • Pastora

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    Daniel felicidades!! vuestro documentales me han enseñado aparte de la belleza de sus lugares…. la sabiduría y humildad de su gente …..( Posside sapientiam, quia auro melior est )
    Poseer sabiduria, es mejor que poseer oro

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  • Daniel Landa

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    Hola Pastora, estoy completamente de acuerdo con la cita. La experiencia de dar la vuelta al mundo es tan gratificante como compartirla. Gracias!

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  • Rafa

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    Una vez más te doy la enhorabuena, no sólo por el documental en sí, si no además por el enfoque y como nos mostrais la riqueza y diversidad de los distintos pueblos visitados.
    Espero que siguís por este camino y nos regaleis conocimiento con nuevos documentales de esta índole.
    Hasta pronto!

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  • Isabel

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    Las himbas bailan flamenco! :-0.

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  • beatriz

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    Magnífico. Imágenes y palabras. Enhorabuena, Daniel.

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  • lulan

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    qué pueblos….qué razas… y qué grande poder descubrirlas y convivirlas…

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