Siete kilos y la Lonely Planet

Por: Juancho Sánchez (texto y fotos)
Lo reconozco. Yo también caí en la secta de Lonley Planet. No tengo ni idea de si es la guía más vendida en España, pero lo que sí puedo asegurar es que entre la legión de viajeros con mochila y calcetines con chanclas que recorre el sudeste asiático, arrasa. Y, precisamente por eso, muere de éxito. Resulta que aquí la mayoría venimos tratando de encontrar los lugares más remotos y auténticos del universo, y muchas veces, para nuestra desgracia, descubrimos que ese mismo lugar, que seguramente un día fue remoto y auténtico, hoy, por culpa de la misma guía que nos ayudó a encontrarlo, parece un supermercado de Lavapiés.Y no debo ser el único que piense lo mismo, porque ya he visto, en más de un lugar, carteles que lucen orgullosos: “Este restaurante no aparece en la Lonley Planet”…que por cierto, tardan poco en llenarse de desilusionados de la Lonley Planet que acaban también desilusionados.

Ahora bien, sería bueno que nadie se equivocara y dedujera ahora que el sudeste asiático se ha convertido en una especie de exótico Benidorm, porque es más bien todo lo contrario. De hecho, salvo en Bangkok y alguna otra capital, encontrar bares abiertos más allá de las once es tarea hercúlea. Y, además, probablemente ningún español encontrará, salvo en África, supongo, lugares y gentes más en las antípodas de nuestra cultura, nuestra gastronomía o nuestros recursos naturales que los que se pueden encontrar en Tailandia, Camboya o Laos, por ejemplo.  
Los viajeros que más piensan quedarse son los que llevan la mochila más pequeña
Eso sí, el primer consejo que puedo dar, aunque no encuentre razones para pensar que a alguien le interesen mis consejos, es que el viajero utilice los libros y los foros de la red sólo como punto de referencia inicial, y sean luego sus propios instintos, o los sonrientes consejos de los ciudadanos locales, los que les guíen. Y el segundo, que sólo meta en la mochila lo imprescindible, porque se va a hartar de llevarla de acá para allá.
 
De hecho, es irónico, pero parece haber una relación inversamente proporcional entre el tiempo de viaje y el tamaño de los bultos. Los viajeros que más piensan quedarse son los que llevan la mochila más pequeña, y los que apenas van a estar un mes se traen hasta la colcha de la cama. Al final se le puede encontrar una lógica…quien viene para un año probablemente se suicidaría antes de cargar todo ese tiempo con 20 kilos en la espalda.
Mi mochila, que es para siete meses (y cuento esto para los adictos a la competición), peso 7 kilos en Barajas
 Mi mochila, que es para siete meses (y cuento esto para los adictos a la competición), peso 7 kilos en Barajas. Unos calzoncillos, calcetines, camisetas, dos pantalones cortos, uno largo, y una chaqueta. Un saco de tela, la cámara, un libro electrónico, una linterna y el ordenador para aporrear el teclado completan el pack. En realidad, salvo lo electrónico, todo se puede comprar aquí en casi cualquier lado.
 
En el sudeste asiático, siempre con su sonrisita y su cara de lelos –con perdón–, existen tres tipos de viajeros. Los que buscan (y encuentran) sexo y alcohol a precio de ganga –esos quizá tienen más cara de macarras de Vallecas que de lelos, que me parece peor-, los que tratan de dejar atrás una turbulenta historia sentimental y los frikis, que se dividen a su vez entre aventureros místicos y grupos de perro flautas de primera categoría.
 
La primera imagen que tuve en mi vida de Asia fue el barrio de mochileros de Bangkok, Khao San Road. Impacta. Entiendo que a la mayoría le espante. A mí, que debo ser muy frívolo, me hizo mucha gracia. Las tretas para venderte cualquier cosa son geniales. Y no, malpensados, no fui a los locales donde, si es que no es un mito urbano, mujeres de vagina superentrenada son capaces de lanzar aceitunas y pelotas de ping pong contra los espectadores. Ese Bangkok más sucio y lleno de australianos gritones, la verdad no me apetecía. Uf, acabo de pensar que, como no tengo mal de amores, ¿estaré en el grupo de los aventureros místicos? Qué horror!
 
En Bangkok, la guerra empieza en cuanto pones el pie en la calle. «Tuk-tuk, sir. Where are you going?» Y a partir de ahí, a ver cuánto te sacan. Pero eso mejor os lo cuento a la próxima…
  • Share

Comentarios (16)

  • Maca

    |

    Ja, ja, juanchete, me ha encantado… seguiremos leyendo… mil besos

    Contestar

  • María (Ruiz)

    |

    No había otro sitio de donde poner a los macarras, no Juancho?
    Y además, por qué te autoexcluyes de ese grupo, si, ES DEL QUE MÁS ERES!!!!
    Ya en serio, qué gozada descubrir contigo un poquito el sudeste asiático… Empezarás a notar que tu mochila pesa un poco más, porque nos llevarás a muchos. Muchos besos.

    Contestar

  • Maribel

    |

    Grande Juanchi. No hay nada como ver este lugar a través de los ojos de alguien como tu. Nos vemos en tu próxima entrega y cuidado con los australianos gritones que vos sos chiquito

    Contestar

  • Ricardo

    |

    Muy divertido tu estreno en el blog, y tienes más razón que un santo. Me das una envidia que no veas ¿has contactado ya con Bijay para lo de Nepal?

    Contestar

  • Ana

    |

    Juanchi,
    me temo que si… me da que un poco de místico si que tienes. No quiero recordar alguna imagen en El Escorial.
    Por cierto, me ha sorprendido que llevas «unos» calzoncillos. No voy a hacer más comentarios, lo dejo ahí.

    Contestar

  • Villarino

    |

    Juancho,
    Si los tailandeses te parecen de Júpiter, prepárate para China. Aquí son de otra galaxia. ¿Vas a subir no? Avísame si pasas por Pekín.

    Me quedo con esto:

    «que el viajero utilice los libros y los foros de la red sólo como punto de referencia inicial, y sean luego sus propios instintos, o los sonrientes consejos de los ciudadanos locales, los que les guíen».

    Me juego un dedo a que si has seguido tu propio consejo a medianoche en Bangkok has acabado en un tugurio llamado «Spicy» (Sapaisiii para los amigos).

    ¿Me equivoco?

    Un abrazo
    Ángel

    Contestar

  • Jorge

    |

    Ya era hora de que te animaras a compartir un poco con los que seguimos aquí con la misma vida que has dejado tan lejos.

    Un abrazo.

    J.

    Contestar

  • Esme

    |

    Esta estupendo Juancho, eres genial me ha encantado, me da mucha envidia sana, y me encanta conocer tus impresiones y aventurillas de Asia. Y estoy deseosa de seguir leyendo nuevas hazañas

    Un besito

    Contestar

  • CUNAO

    |

    No se como has podido negarte a ver, a esas artistas del lanzamiento aceitunero. Sinceramente me siento defraudado.

    Un australiano gritón.

    Contestar

  • Irene

    |

    Unos clazoncillos?????
    Me encata………. quiero más por favor…
    Cuenta cuenta……
    Un besazo

    Contestar

  • Alberto

    |

    Juancho, mi atleta de referencia, me hubiera quedado leyéndote un par de horas. Así que no me dejes con las ganas y sigue cuando tengas un rato. Bravo. Un abrazo

    Contestar

  • Juancho

    |

    Holaaaaaaa!!! Gracias por vuestros comentarios, especialmente el de Ana, levantandome la camisa con mi confesion-despiste de que solo tengo un par de calzoncillos… Pues que sepas, listilla, que aqui me compre otros, y que los alterno por semanas… No, en serio, asi tan lejos da un gustirrinin encontraros… que ya cuando os empiecen a dar pereza mis gilipolleces, pues de vez en cuando entrais en la pagina, y sin que haga falta que leais, me poneis un par de frasecitas topicas…y yo tan feliz!… Abrazos a todos!! Ricardo, ya se lo dije a Javier, enhorabuena por la web, sois unos crack!!

    Contestar

  • Ana

    |

    Y los lavas entre puesta y puesta, juanchi?

    Contestar

  • Demonio

    |

    ¡Hola, bajito!
    Que me ha gustado mucho, aunque por lo que me cuentan me sorprende que te quede tiempo para algo que no sea leer.
    Un abrazo

    Contestar

  • Eva

    |

    Hola pichón, te echaba de menos, es genial poder compartir contigo este viaje, me tienes pegada a la web esperando tu próxima entrega.

    Por cierto, lo de los macarras de Vallecas, cielo, de verdad no podías evitar el topicazo???

    Besos

    Contestar

  • Magda

    |

    I love reading these articles because they’re short but informative.

    Contestar

Escribe un comentario