Llamando a las puertas del Tíbet I
China empezó a diluirse a medida que se iban escarpando las montañas. Huimos en un todoterreno, con la ansiedad de un fugitivo en campo abierto. Atrás quedaba las ciudades excesivas o el turismo de pueblos cuya magia se vende en tiendas de souvenirs.