La delirante historia del tenor italiano y su ópera en África
Le flanqueaban tres tipos, tres suazilandeses, tres importantes promotores de ópera que no tenían habitación donde dormir, no tenían ningún programa del importante concierto, no tenían pianista, ni músicos, ni a menos de 24 horas de la cita habían vendido una sola entrada. Ellos le miraban a él y él a ellos como si todo eso fuera a caer del cielo en el hall de aquel lujoso hotel.