Los hoteles de hoy día apuestan por el entorno para sentir el viaje de puertas adentro. Los que descuidan este concepto se vuelven impersonales y el viajero acaba sintiendo el impacto. Ahora los llaman lodges, porque tal vez la idea clásica de un hotel cinco estrellas comienza a ser insuficiente.
De pronto, miro a derecha e izquierda, y veo otras inmensas tortugas baulas volviendo al mar o remontando la playa. Parecen espectros que se arrastran por la noche. Da igual la performance para los turistas, aquel momento es inolvidable, real.