Top 7 / Paraísos del Caribe

Para compensar el frío del último Top 7, vamos a cambiar de aires. Sí, ya lo sé, esa manía de asociar el Paraíso con el Caribe, habiendo tantos edenes por el mundo, tanta variedad de sitios donde sentirse en el limbo.

Para compensar el frío del último Top 7, vamos a cambiar de aires. Sí, ya lo sé, esa manía de asociar el Paraíso con el Caribe, habiendo tantos edenes por el mundo, tanta variedad de sitios donde sentirse en el limbo. Pero hay tópicos indestructibles, postales vivas con las que es imposible no pensar, al menos un instante: “¿y si lo dejara todo para instalarme aquí?” la frase suele rematarse con un chapuzón mental en las aguas turquesas del Caribe. A continuación presento 7 tentaciones para dejarlo todo, pero que nadie se engañe, todos vuelven, nadie se queda por siempre en el paraíso.

1.-La isla de los Pájaros que Ríen (Belice)

Forma parte de los cayos de Belice, un archipiélago de islas diminutas, de arena blanquísima, con espacio para una vivienda sin vecinos. Belice cuenta además con el segundo arrecife de coral más extenso del mundo después del Australiano. El nombre es sugerente: “La isla de los pájaros que ríen” y no me extraña que se rían los pelícanos, es más, se tienen que descojonar pensando en los cuervos que sobrevuelan los confines de Alaska.

2.-Roatán (Honduras)

Roatán es la isla más turística de Honduras. No tiene el encanto de los cayos más pequeños pero cuenta con playas amplias y olas verdes. Es un lugar accesible, ordenado, con delfines para los niños y viajes al fondo del mar para ver tortugas y corales. Es tal vez la versión más familiar del Caribe.

3.-Cancún (México)

Alguien podría decir que está masificado. Cierto. Que está lleno de resorts hoteleros. Cierto. Que en la noche se escuchan más canciones de Shakira que rancheras. Cierto también. Pero si uno se asoma a ese mar de un azul casi radiactivo entenderá el placer de bañarse en un lugar único. Además, Cancún tiene una parte colonial, más escondida, pero que nos recuerda el origen mexicano de este lugar globalizado.

Hay tópicos indestructibles, postales vivas con las que es imposible no pensar: “¿y si lo dejara todo para instalarme aquí?” la frase suele rematarse con un chapuzón mental en las aguas turquesas del Caribe

4.-Cayos de Morrocoy (Venezuela)

Aquí yo descubrí el concepto de islas-playas. Un cayo de arena, sin palmeras, tan pequeño que parece una broma en medio del agua esmeralda. Hay otras islas accesibles sólo en barcas. Unas están llenas de gente, pero quien sabe buscar encuentra su lugar para el sólo con un horizonte verde.

5.-San Blas (Panamá)

Hay que darse prisa, porque San Blas se ha puesto de moda. Los indígenas han abierto sus puertas de caña al extranjero y la única pista de aterrizaje del archipiélago empieza a ser insuficiente. Es mejor llegar en barco. Yo lo hice en un velero, para desembarcar en un vergel donde habitan los kunas, rodeados de estrellas de mar, de caracolas y palmeras y de otra exhibición en verde del Mar Caribe.

6.-Cayos Cochinos (Honduras)

Esta es la parte del Caribe hondureño menos desgastada por las tarjetas de crédito. En las islas de Cayos Cochinos viven los garífunas consolidando el tópico de gente sin relojes, de hamacas entre dos palmeras. Es una región de pescadores, donde los niños van en barcas al colegio, de playa en playa, y el visitante, suele pasar, se siente Robinson Crusoe antes de volver a un hotel en su motora.

7.-Playa Blanca (Colombia)

Playa Blanca a mí me dejó un color verde en la retina, el de ese mar encendido. Tiene la virtud de ser poco accesible. Muchos turistas llegan en barco. Nosotros fuimos en coche y necesitamos dos horas de caminos de barro para acceder a un rincón donde las palmeras se inclinan al agua como en los calendarios. Si estuviera preso, tendría un póster de Playa Blanca en la celda, para enfatizar el contraste.

¿Qué nos hemos dejado..?

Casi nada, sólo todas las Antillas. Lo cierto es que esta selección se ha realizado a partir de un viaje por Centroamérica, por la zonas continental. Por eso no hemos incluido, como merecen, las playas de Cuba, los rincones de Jamaica, las Bahamas y esos  paraísos de la República Dominicana. La buena noticia es que sigue habiendo mil lugares para sentirse un Adán, una Eva, un ser afortunado.

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