¿Pero qué demonios hago yo aquí?
Por:
Ricardo Coarasa (texto y fotos)
¿Qué viajero no se ha hecho alguna vez esa pregunta lejos de casa? Incluso el más fascinante de los viajes se cobra de peaje, por el camino, algún que otro lugar desolado. Sitios adonde nadie parece interesado en ir y en los que, sin embargo, uno está. En el pueblo tibetano de Shegar, a una jornada del campamento base del Everest en Rongbuk, la dichosa pregunta retumbó con más fuerza que nunca dentro de mí.