Es lo más cerca que he estado de una fábrica de sueños. Sueños rotos, convalecientes, en la UVI algunos, pero sueños al fin y al cabo. Aquí se encargan de recuperar su magia, de sacarles brillo, de devolverlos aureolados con la misma ilusión de la primera vez. Un sitio singular éste, único. Es el hospital de muñecas más antiguo de Europa, casi dos siglos a sus espaldas, aunque para la mayoría de turistas que pasean por Lisboa seguramente pase desapercibido.